Doña Ivonne, homenajeada del municipio de Pájara en el certamen ‘Mujeres que cuentan’

09 Mar 2018

El Ayuntamiento de Pájara ha reconocido la trayectoria de doña Ivonne Raso Castañeira, seleccionándola como la mujer del municipio galardonada este año en los Premios Isla de Fuerteventura: Mujeres que cuentan, el certamen en el que siete mujeres de la Isla reciben el reconocimiento del Cabildo de Fuerteventura y los ayuntamientos de los seis municipios, con motivo del Día Internacional de La Mujer.

El concejal de Servicios Sociales del Ayuntamiento de Pájara, Farés Sosa, hizo entrega del reconocimiento a doña Ivonne, en un acto celebrado este jueves, 8 de marzo, en el Auditorio Insular de Fuerteventura, en Puerto del Rosario, dentro de la programación por el Día de la Mujer que organiza la Consejería de Igualdad del Cabildo.

Nacida un 21 de febrero del año 1945 en Bilbao, en un pequeño pueblo llamado Sestau, en el seno de una familia humilde y trabajadora. Dña. Ivonne, como así quiere que se le llame, compartió su infancia con dos de sus hermanas, nacidas del matrimonio de sus padres. A los 8 años se muda con su familia para Miranda del Ebro (Burgos) y allí permaneció hasta la edad de 17 años, para, posteriormente, trasladarse a Comunió (Álaba) y, de nuevo, con 21 años regresar a Miranda de Ebro. Dña. Ivone tuvo que caminar mucho en aquellos años para poder formarse y poder ser asistida por los servicios médicos, ya que se encontraba en la era de las cartillas de racionamiento. Su padre fue un hombre de origen humilde, pero un incansable luchador en la defensa de los derechos de la clase trabajadora, allá donde se encontrara.

Ya, con 21 años, en el año 1966, Dña. Ivonne, ingresaría en el convento de Pamplona, en donde seguiría cursando sus estudios de bachillerato y enfermería. Acabados sus estudios de enfermería, durante unos 20 años, ejerció su profesión en diversos Hospitales de Madrid; tales como el Gregorio Marañon y La Paz, realizando labores de medicina general, paritorio, etc. Así, Dña. Ivonne, pasó tres años en los suburbios de Madrid, en el denominado Pozo del Negro. Estuvo, asimismo, durante 1 año, trabajando en Barcelona, 8 en Pamplona, en Guadalajara (en una Residencia de Mayores) y otros 11 años más cuidando de su madre y su hermana, ambas enfermas.

Es, precisamente, el año 2002, cuando la vida de Dª. Ivonne, da un cambio de sentido, al ser destinada a la isla de Fuerteventura, de la cual, apenas, tenía información, y por las respuestas que le daban personas conocidas, acerca de dicha isla se fue haciéndose una idea de cómo podía ser Fuerteventura. Según le contaban, lo más que se le asemejaba a Fuerteventura eran ‘las películas del oeste americano’… Aquel día, un 11 de junio, en el ocaso de la primavera, cuando pasó por el Saladar de Jandía y observó aquella inmensidad de matorrales, con el ancho mar de fondo, fue cuando sintió que Pájara y la isla de Fuerteventura serían, sin duda, su destino ideal… Desde ese instante, Dª. Ivonne se sentiría una persona feliz y enamorada desde esta alargada isla, situada en la inmensidad del Atlántico. El encanto de la isla le había conquistado, en solo un trayecto; es decir, desde el Aeropuerto hasta Morro Jable. Dª. Ivonne ha podido ver la despedida de muchas de sus compañeras-hermanas, que, por diferentes motivos, se han tenido que desplazar de la isla y, sin embargo ella, sigue en Fuerteventura, como dice ella, “hasta que el cuerpo aguante”. Como se indica, Dª. Ivonne llegó a la isla, días antes del la festividad del Carmen, por lo que, desde su llegada, estuvo ayudando con los preparativos para la celebración de dicha festividad, en Morro Jable. Es de destacar, asimismo, que en el año 2004, se inaugura la Parroquia de Morro Jable y Dª. Ivonne estuvo presente, disfrutando de todos los actos relativos a tal celebración…

Seis meses después de la llegada de Dª. Ivonne a la isla, se enfrentaría a una de las misiones más duras y difíciles para ella: el naufragio de una patera en la cual fallecerían 18 personas. Dª. Ivonne, una vez más, de la mano de las desgracias acaecidas a unos seres humanos, hizo cuanto pudo, colaborando en aquello que podía. Mujer incansable, que jamás descansaba en cualquier misión que se presentara, de alguna manera, facilitar la tarea por los más necesitados, junto con su congregación, las Franciscanas Misioneras de María. Tanto Dª. Ivonne, como la congregación a la que pertenece, atendían a toda persona necesitada, sin distinción de raza, credo o religión; sobre todo, a todas aquellas personas que se aproximaban a ella o que estuviesen en situación de precariedad o necesidad de acogimiento.

Entre las labores que ha desarrollado, desde Cáritas, ha realizado entrega de alimentos, acompañamiento para la regularización de documentación, la gestión de hospedaje en pensiones o barracones, la catequesis, las celebraciones de centenarios de vecinos del municipio, acompañamientos, escuchar y servir, como ha sido su lema…

Así pues, se trata de un merecido reconocimiento –en vida- para un ejemplo de mujer, a fin de que podamos seguir teniéndola entre nosotros y contar con ella durante muchos años más con buena salud; puesto que, mientras contemos con ella y disfrutemos de su amistad, compañía y de su cariño, también, todos podremos ser un poquito más felices.